RUEDA DE PRENSA DE JOSÉ MARÍA SALA (18.11.97)

 

Esta mañana he conocido la decisión de la Sala 2a. del Tribunal Supremo de ejecutar de forma inmediata la sentencia del llamado "caso Filesa".

No puedo decir que me haya extrañado.

Después de ver cómo un juicio por el procedimiento abreviado ha durado más de seis años ...

Después de ver que se me condena por un delito que hasta ahora sólo se había aplicado a bandas terroristas y a sus colaboradores ...

Después de ver que la condena por lo que a mí respecta se basa en dos hechos: la declaración de una persona que dice que no me conoce y que no le consta que yo haya tenido ninguna relación con las empresas Time Export, Filesa o Malesa, y la firma de una acta que no firmo ...

Después de ver cómo se me condena sin ninguna prueba que me vincule a los hechos delictivos de los que se me acusa ...

Después de haber visto todo esto no puedo decir que me extrañe nada.

Reitero mi inocencia. No he tenido nada que ver con una presunta financiación irregular del PSOE. No he cometido ningún delito o ilegalidad.

Estoy convencido de que la verdad quedará demostrada cuando el Tribunal Constitucional se pronuncie.

Ya dije que la sentencia era injusta. Muchos han declarado que la encuentran desproporcionada. En mi caso, estamos ante un error judicial evidente. Les pido que miren la sentencia, páginas 53 y 74.

Por desgracia no hay posibilidad de que la sentencia sea recorrida ante una segunda instancia judicial. Dicen que esto es un privilegio de los aforados. Privilegios como estos no los quiero ni para mí ni para nadie. Y aún menos para las personas que se han visto condenadas así sin ser aforadas. Somos todos víctimas de este trato injusto. Un trato que vulnera los pactos internacionales de derechos civiles y políticos.

Y este hecho, que podría haber sido parcialmente compensado por una actitud prudente por parte de la Sala 2a. del Tribunal Supremo, se ha puesto aún más en evidencia con la decisión de ejecutar de forma inmediata la sentencia.

Yo no sé si lo que se está buscando es la foto de unos dirigentes socialistas entrando en prisión. Pero no encuentro otra explicación a estas actuaciones.

No he tenido derecho a una segunda instancia judicial. Tampoco tengo la posibilidad de ver si el Tribunal Constitucional admite mi recurso y suspende la ejecución de la sentencia. En todo caso, es muy probable que lo vea cuando ya haya ingresado en prisión.

Es injusto.

El máximo intérprete de la Justicia de nuestro país ha cometido una injusticia. Rompiendo con la lógica de otros pronunciamientos anteriores aplicados a casos com estos, rompiendo con la mínima prudencia exigible cuando se habla de una pena de privación de libertad.

Les pido que miren el antecedente de Melilla. En este cas, un cargo público fue condenado y, cuatro meses después de la sentencia, la Sala 2a. del Tribunal Supremo decidió "por prudencia" esperar la decisión del Tribunal Constitucional. En mi caso, veinte días después de la sentencia, la Sala 2a. del Tribunal Supremo decide ejecutarla de inmediato.

Y actuando a instancia de la Fiscalía, que depende jerárquicamente del gobierno del Partido Popular, depende del gobierno de José María Aznar.

A la injusticia de la sentencia, se ha añadido ahora la injusticia de su ejecución inmediata.

Alguien debería explicar el porqué de todo esto.

Lo repito, soy inocente, me siento víctima de una grave injusticia.

Y si bién se me hace esta grave injusticia, puedo decir que confío plenamente en el Tribunal Constitucional. En este país un inocente no puede ser condenado por un error judicial. Confío en que se corrija este error. Y que sea muy pronto.

Cuando se conoció la sentencia, renuncié a mis cargos de representación popular y puse a disposición del partido mis cargos orgánicos. Era una sentencia injusta pero me adelanté a cumplirla, para evitar a mi partido una erosión mayor de su imagen i de su credibilidad política.

Hoy cuando la Sala 2a. del Tribunal Supremo decide, con una celeridad excepcional, que la sentencia se haga efectiva, he enviado al Primer Secretario del Partido una carta en la que presento mi renuncia como miembro de la Comisión Ejecutiva del PSC.

Con esta decisión mía no sé si estoy sirviendo a la justicia, pero sí estoy plenamente convencido de estar sirviendo a mi partido.

Sé que mis compañeros de partido hoy sufren conmigo. Les pido que se mantengan firmes.

Que luchen, como siempre lo hemos hecho los socialistas, contra la injusticia y contra las discriminaciones.

Les pido que sigan trabajando por nuestras ideas, com yo, pase lo que pase, seguiré haciendo.

 

Barcelona, 18 de noviembre de 1997

 

Volver a la página inicial