Josep Maria Sala vio ayer cumplido su deseo de recuperar su libertad, aunque

sea de forma provisional, antes de las fiestas navideñas

Sala fue recibido a la salida por cuatro dirigentes de su partido, que esta

noche le ha organizado una fiesta pública

Sala, Serra y Almunia lamentan que Navarro continúe en prisión

El ex senador deja Can Brians y desea que su "inocencia quede del todo restablecida"

 

RAMON SUÑÉ

 

BARCELONA. -- "Da gusto estar aquí fuera." Josep Maria Sala estrenó ayer con

estas palabras su recuperada libertad. A las cuatro menos cuarto de la

tarde, apenas tres horas después de que el abogado del ex senador del PSC,

José María Cánovas, comunicara a la dirección del partido la inmediata

salida de la cárcel de su cliente, el ex secretario de acció política y

electoral de los socialistas catalanes franqueaba, precisamente en compañía

de su defensor y de una de las integrantes de su despacho de abogados, la

puerta de Can Brians, tras deshacer el mismo camino que había emprendido el

pasado 28 de noviembre. A los pocos minutos, rodeado de cámaras y

micrófonos, Josep Maria Sala pronunciaba, primero en catalán y después en

castellano, la declaración que había memorizado en su celda y reiteraba su

compromiso de "no desfallecer hasta conseguir que mi inocencia quede

completamente restablecida".

La salida de Can Brians del ex dirigente socialista, en cumplimiento de la

decisión del Tribunal Constitucional de suspender provisionalmente la

ejecución de la sentencia que le condenó a tres años por su implicación en

el caso Filesa, fue mucho más discreta que la entrada que se produjo

veinticuatro días antes. En esta ocasión, el secretario de organización del

PSC, José Montilla (el primero en recibir el abrazo de Sala); el responsable

de Análisis e imagen, Miquel Iceta; el diputado autonómico Manuel Bustos, y

el senador Joan Oliart fueron los únicos dirigentes del PSC que acudieron a

recibirle. El resto de amigos y compañeros tendrá ocasión de expresarle su

felicitación en una fiesta de aniversario (cumplió 52 años el pasado

miércoles) que se celebrará esta noche en las Cotxeres del barrio de Sants,

en Barcelona.

"Recupero mi libertad, que es el derecho más vital de una persona y, sin

rencor alguno, quiero recordar una vez más que he sido víctima de una grave

injusticia, como consecuencia de un grave error judicial", afirmó Sala. El

ex dirigente del PSC no se olvidó de sus dos compañeros de módulo, Carlos

Navarro y Luis Oliveró, que a diferencia de él permanecen en Can Brians. En

este sentido, aseguró que "mi alegría queda matizada porque quedan en

prisión Carlos Navarro y Luis Oliveró, víctimas también de una sentencia

injusta".

Nada más abandonar Can Brians, Josep Maria Sala y sus acompañantes se

dirigieron al mismo restaurante próximo al recinto penitenciario que fue

escenario, el pasado 28 de noviembre, de la comida con la que le obsequiaron

sus amigos y compañeros antes de despedirse de él. Sala, sin embargo, ya

había almorzado en la prisión. Posteriormente se desplazó hasta su casa, se

reencontró con su madre y a última hora de la tarde se personó en la sede

central del PSC para preparar la jornada de mañana, en la que tiene previsto

visitar numerosas emisoras de radio y televisión

Durante todo el día de ayer, diversos dirigentes del PSOE y del PSC

manifestaron públicamente su satisfacción. Joaquín Almunia quiso "expresar

en particular a mis compañeros del PSC la alegría que siento personalmente,

que seguro que es compartida por todos los socialistas, por la puesta en

libertad de Josep Maria Sala". El secretario general del PSOE lamentó que

esta noticia no fuera acompañada de la salida de la cárcel de los otros

condenados por el caso Filesa, y manifestó su intención de ponerse en

contacto de inmediato con Sala para felicitarle. Por su parte, el primer

secretario del PSC, Narcís Serra, también calificó de "buena noticia" la

puesta en libertad de Sala, aunque lamentó "profundamente" que Carlos

Navarro y Luis Oliveró no hayan tenido la misma suerte.

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Copyright La Vanguardia 1997


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