divendres, juliol 23, 2004

Comença el 10è Congrés del PSC

Avui comença el 10è Congrés del PSC. Pots seguir-lo en directe a través de la nostra webTV. Transcric a continuació un article meu sobre el Congrés publicat pel diari El Mundo en la seva edició d'avui.

LO MEJOR ESTÁ AÚN POR LLEGAR

Creo que el 10º Congreso del PSC ha de evitar uno de los riesgos que comporta el hecho de celebrarlo después de un importantísimo y decisivo período de éxitos electorales. Es cierto que podemos sentirnos legítimamente orgullosos del camino recorrido desde la unidad socialista de 1978. Pero no debemos olvidar que llegar y mantenerse en el gobierno no es un fin en sí mismo para un partido que, como el nuestro, quiere transformar la realidad impulsando reformas para conseguir una sociedad más libre y más justa. Para nosotros, acceder a responsabilidades de gobierno es un instrumento decisivo precisamente para alcanzar ese gran objetivo.

Es obvio que los éxitos electorales implican una gran responsabilidad. Nunca hasta ahora se examinará la vigencia y operatividad del proyecto del socialismo democrático en nuestro país. Y teniendo en cuenta que en la presente etapa el partido ha accedido a importantes responsabilidades de gobierno a nivel estatal, catalán y local, nuestro proyecto federalista se pondrá a prueba por primera vez en la historia.

Tampoco debemos olvidar que en las elecciones municipales y en las elecciones al Parlament de Catalunya de 2003 constatamos algunos retrocesos electorales que señalan carencias a corregir.

Es cierto que una fuerza reformadora como la nuestra tiene unos objetivos electorales muy ambiciosos, consciente de la necesidad de vertebrar amplias mayorías para impulsar reformas en profundidad y de largo alcance. Para entendernos, nuestro objetivo electoral se sitúa en una banda alrededor del 40% de los electores, sabiendo que para garantizar la aplicación de nuestro proyecto sin grandes obstáculos debemos acercarnos lo más posible a este objetivo electoral.

Representar al 40% de los electores y electoras es cada vez más difícil, entre otros motivos, por la complejidad creciente de nuestras sociedades, que a su vez implica una mayor dificultad para que un proyecto político pueda representar un abanico tan amplio de voluntades y de intereses. Ello es aún más difícil en sociedades como la catalana en la que no sólo se producen las tradicionales divisiones entre izquierda y derecha, sino que existen grados de identificación nacional diversos.

Constatamos dificultades de interlocución y relación con determinados sectores sociales: la gente más joven, ambientes muy informados y especialmente exigentes, pero también con sectores progresistas de la Catalunya interior. Y tampoco no conviene olvidar la importancia que tiene para un partido de izquierdas su implantación y relación con la clase trabajadora y los sectores populares.

En el 10º Congreso del PSC no tendría sentido hacer una revisión ideológica radical de nuestro proyecto (como el que deberían hacer quienes están en proceso de declive electoral) ni tampoco debemos proceder a una gran revisión programática (dado que hace poco nos hemos presentado ante la ciudadanía con unos programas electorales que han alcanzado un apoyo mayoritario), pero eso no quiere decir que el proceso de reflexión congresual ni las decisiones que debemos tomar no tengan importancia o que de ellas no dependa el futuro de nuestra acción política. Todo lo contrario.

El PSC debe garantizar que la tarea desarrollada por nuestros cargos electos sea eficaz y coherente con los programas y compromisos con los que ganamos las elecciones. Debemos mejorar nuestra relación con la sociedad para recoger opiniones, detectar problemas y explicar nuestras acciones de gobierno. El cumplimiento de muchos compromisos electorales, especialmente los de contenido social, y la propia lógica de nuestro proyecto municipalista, catalanista y federalista, exigirán una gran coordinación entre la actuación que desarrollamos en las diferentes administraciones.

El PSC ha de ser también instrumento de participación política, mejorando su capacidad de recoger las mejores energías y canalizarlas para alcanzar nuestros objetivos transformadores. Para conseguirlo debemos mejorar la información y la formación de los militantes y cuadros orgánicos, nuestros instrumentos de comunicación, movilización y acción electoral y la relación del partido con sectores específicos.

Debemos fijarnos cuatro ámbitos de actuación prioritaria: los jóvenes, los sectores progresistas del mundo rural, los sectores más dinámicos y emprendedores de las ciudades medianas y grandes, y los trabajadores de la industria y los servicios. El PSC debe ser el principal instrumento de estos sectores para promover el cambio social. Este objetivo implica también estrechar nuestras relaciones con el mundo sindical, el movimiento asociativo, y los movimientos sociales que quieren construir una alternativa al capitalismo neoliberal.

Para construir la sociedad más libre y más justa que queremos, el PSC ha de ser capaz de definir en cada momento las reformas necesarias. Con plena conciencia de los importantes cambios económicos, sociales, tecnológicos y culturales que se están desarrollando de forma tan acelerada. Incorporando las demandas de ampliación de los derechos cívicos y políticos, la exigencia de la igualdad real entre hombres y mujeres y la sostenibilidad como criterio orientador de las políticas públicas. Conscientes de la influencia del proceso de globalización, de los límites que impone pero también de las oportunidades que ofrece, debemos ser capaces de actuar más decididamente en el ámbito europeo e internacional.

Sólo así estaremos en condiciones de emprender una importante ofensiva en el debate político y cultural, un combate en defensa de los valores que dan sentido a nuestro proyecto político. Un esfuerzo por convertir las mayorías electorales en verdaderas protagonistas del cambio social. Una labor en el que debe forjarse una amplia alianza política, social y sindical. Una tarea en la que ha de quedar claro el perfil diferenciado del socialismo democrático y federalista, enfrentado al neoliberalismo y al neoconservadurismo y capaz también de cerrar el paso a los nacionalismos excluyentes o insolidarios y a cualquier tipo de demagogia populista.