dijous, febrer 23, 2006

Una estratègia inacceptable

Avui el diari ABC en la seva edició catalana em publica l'article que trobareu a continuació

UNA ESTRATEGIA INACEPTABLE

Visto que la economía cabalga con fuerza, que el paro sigue bajando, que la nueva orientación de la política internacional empieza a dar frutos, que los objetivos de la política social del gobierno Zapatero coinciden con los problemas que preocupan a la gente, el Partido Popular ha decidido poner el terrorismo, o mejor dicho, la política antiterrorista del gobierno en el ojo del huracán.

Siendo muchas las cuestiones que pueden ser criticadas sobre la estrategia de la derecha extrema que hoy dirige el Partido Popular, la principal y más preocupante es la de considerar de que con el terrorismo se pueden ganar votos. Nadie los ganó nunca, nadie intentó ganarlos y nadie los debería haber intentado ganar, pero la estrategia del «todo vale» practicada por el Partido Popular ha roto las reglas del juego, y lo ha hecho en un terreno excepcionalmente delicado. La pasada semana el portavoz parlamentario del PP, Eduardo Zaplana, se desmelenaba con una declaración en la que decía que el Presidente del Gobierno estaba más cerca de los terroristas que de las víctimas. La declaración se descalifica por si sola, pero a la vez merece la mayor de las repulsas por lo inmoral e indecente que resulta. Máxime por venir de quien ha sido Ministro de un Gobierno de España que también luchó con ahínco contra el terrorismo, que también sufrió junto a muchos otros la amenaza terrorista, y que fue testimonio de un apoyo rotundo al Gobierno en este terreno del entonces líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero. Esas palabras sólo son explicables si provienen de un político sin ningún tipo de escrúpulos.

El PP, que perdió las últimas elecciones precisamente por mentir, sigue mintiendo en su labor de oposición, sin importarle llevar la mentira al delicado terreno de la lucha antiterrorista. Empezaron mintiendo cuando decían que el PSOE rompió el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo, cuando lo cierto y verdad es que el PP dio por roto el pacto cuando decidió utilizar el terrorismo contra el Gobierno. Siguieron mintiendo cuando acusaban al Gobierno de haber iniciado una negociación con ETA, una negociación que no existe. Esta mentira es aún más vil puesto que proviene de quienes en ejercicio de sus responsabilidades sí iniciaron una negociación con ETA en Ginebra y, momentáneamente, dejaron de hablar de ETA como banda terrorista refiriéndose a ella como Movimiento Vasco de Liberación Nacional (Aznar dixit). Y mienten hasta la saciedad cuando insisten en la idea de que «Zapatero está dispuesto a pagar un precio político por la paz».

En algún momento el PP deberá dejar de mentir. Deberá aceptar que los atentados del 11-M fueron obra de terroristas islámicos. Deberá aceptar que perdió las elecciones precisamente por mentir. Deberá aceptar que la lucha contra el terrorismo no debe ser terreno de disputa entre partidos. Deberá aceptar que es indigno utilizar el dolor de las víctimas para intentar erosionar al gobierno. Deberá aceptar, como hizo en su día Zapatero, que sólo al gobierno corresponde marcar la línea de actuación contra el terrorismo. Y deberá aceptar, como Fraga en su día aceptó, que legítimamente el gobierno puede emprender cuantas acciones estén en su mano, en el marco de la ley, para acabar con el terrorismo, y que en esas acciones cabe también aprovechar cualquier resquicio para acabar de una vez por todas con la violencia, trazando una hoja de ruta para la paz.

Si el PP no está dispuesto a aceptar estas verdades del barquero cabrá extraer dos conclusiones terribles: el PP sólo está dispuesto a aceptar el liderazgo del gobierno en la lucha contra el terrorismo cuando está en el gobierno, y el PP sólo está dispuesto a que se exploren todas las posibilidades para alcanzar la paz si ésta puede ser rubricada por un Presidente del Gobierno que sea militante del PP. Prefiero que los hechos desmientan estas dos terribles hipótesis, a las que proporciona bastante verosimilitud la estrategia de tierra quemada practicada por el cuarteto de Génova formado por Aznar, Rajoy, Acebes y Zaplana.